Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.
El ayer.
Aquel susurro a las 5 de la madrugada, aquella mirada al empezar la noche en la que me di cuenta de que no me mirabas como a las demas, aquellas conversaciones en las que todo lo que decias era lo que pensaba, y viceversa. Siempre me adelantaba a lo que ibas a contar, y creo que eso te llegaba a cabrear. Un yo pero visto en otra persona. Y aquella cancion que me dedicaste, aquella que sono y bailamos cerca pero con distancia, juntos pero sin estarlo. Libres. Y querer hacer la locura de bañarnos a las tantas en la playa. No paso nada, pero no nos hizo falta. Miradas y sonrisas, solo eso, y fue suficiente. Y tu sigues queriendo hacer locuras. Pero eso fue algo que jamas se repetira, demasiada fantasia junta. Pero siempre nos quedara el verano, aunque sea una noche, para repetir aquello que paso, miles de promesas para cumplir como tu me dijiste.
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